Entre reservas, cambios de puerta y cafés rápidos, hay un riesgo silencioso que no grita hasta que ya es tarde: los trombos. Por eso el consejo del médico José Manuel Felices corta el ruido como una luz roja: usa medias de compresión cuando el trayecto sea largo.
El avión despegó con una hora de retraso y la mujer del 14C apoyó la frente en la ventanilla, cansada, con las piernas cruzadas por costumbre. A su lado, un hombre estiraba discretamente los tobillos dentro de unos calcetines elásticos color piel. Parecía un detalle sin importancia, como llevar un jersey por si refresca. En el pasillo, la tripulación se movía como un reloj, y el mapa en la pantalla anunciaba seis horas de vuelo por delante. A mitad de trayecto, esa sensación de hormigueo subió por las pantorrillas. El cuerpo hablaba, aunque muchos no lo escuchan. Un gesto tan simple puede cambiar el final de la historia.
Por qué los viajes largos favorecen los trombos
Si miras cualquier fila de un avión de largo radio, verás lo mismo: posturas tensas, rodillas bloqueadas, pies colgando. La sangre venosa es tímida, necesita que el músculo de la pantorrilla bombee para volver al corazón. Cuando pasamos horas sin movernos, esa “marea” se frena. La dilatación de las venas aparece, la sangre se remansa y el terreno queda listo para que se forme un coágulo.
La escena se repite en trenes nocturnos, autobuses sin paradas y coches con conductores obstinados por llegar. La literatura médica recoge que el riesgo de tromboembolismo venoso aumenta tras viajes de más de cuatro horas, y más si confluyen otros factores. No es un pánico nuevo, es una estadística discreta. Todos hemos vivido ese momento en el que las piernas “pesan” al levantarnos de un asiento largo. El cuerpo lo cuenta con síntomas pequeños.
La ecuación es simple y a la vez traicionera. Inmovilidad prolongada igual a estasis venosa. Si añadimos deshidratación, ropa apretada o dormir con las rodillas dobladas, el flujo se vuelve más lento y viscoso. El coágulo puede formarse en las venas profundas de la pierna y, en casos graves, viajar hasta el pulmón. Las medias de compresión actúan justo ahí: presionan de forma graduada, más en el tobillo y menos en la pantorrilla, para impulsar ese retorno venoso que el asiento detiene. Es un empujón mecánico que no negocia.
Cómo reducir el riesgo antes, durante y después del viaje
José Manuel Felices lo resume sin rodeos: **medias de compresión** en todo trayecto largo, sea avión, tren o coche. Las de compresión ligera o clase I (alrededor de 15-20 mmHg) y hasta la rodilla, bien medidas en tobillo y pantorrilla. Se colocan por la mañana o antes de salir, sin arrugas, y se llevan durante todo el viaje. Alterna con movimientos sencillos: cada 30-60 minutos, flexiona y extiende los tobillos, dibuja círculos, levántate cuando puedas. Bebe agua a sorbos y prioriza ropa que no estrangule la cintura.
Hay errores que se repiten. Pensar que “yo camino mucho el resto del día” y que eso compensa horas sentado. O creer que solo cuenta el avión, cuando un coche con tres horas sin parar también suma. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Lo que sí puedes hacer es preparar el entorno. Pide asiento de pasillo si eres de piernas inquietas, mete una botella reutilizable en la mochila, programa paradas si conduces. Y si tomas anticonceptivos, has tenido una cirugía reciente o estás embarazada, eleva el nivel de prudencia.
La voz del médico entra aquí, clara, casi como una consigna que cabe en la maleta.
“Usa medias de compresión cada vez que vayas a hacer un viaje largo”
No es una moda, es una herramienta. Úsala con cabeza y con constancia.
- Movimiento regular: levántate o mueve tobillos cada 30-60 minutos.
- Hidratación constante: agua por delante, alcohol por detrás.
- Ropa cómoda: nada que estrangule inglés o cintura.
- Señales de alarma: dolor en pantorrilla, enrojecimiento, hinchazón asimétrica.
Una mirada amplia: hábitos, señales y conversación con tu cuerpo
Prevenir trombos no es una obsesión, es una conversación a ratos. Si tienes antecedentes familiares de trombosis, varices marcadas, sobrepeso o pasas muchas horas sentado por trabajo, el viaje solo añade un capítulo más. Igual que preparas el itinerario, prepara tus piernas. Piénsalo como una batería que se descarga si no la mueves y se recarga con cada paso. El retorno venoso se parece más a una marea que a un torrente.
Hay señales que invitan a parar y preguntar. Dolor punzante en una pantorrilla, calor local, un tobillo que dobla el volumen del otro. Si aparece dificultad para respirar de forma súbita o dolor en el pecho, no esperes. No hace falta dramatizar para actuar a tiempo. Y si ya has tenido un trombo, la pauta debe ir de la mano de tu médico, con estrategia clara para cada viaje.
Las medias de compresión no son un amuleto, son un método. Acompáñalas con decisiones pequeñas que suman mucho: **viaje de más de 4 horas**, compresión y movimiento; **sesión larga de trabajo**, pausas reales; tarde de sofá, paseo corto después. No hace falta una vida perfecta para que funcionen. Basta con recordar, la próxima vez que abroches el cinturón, que tus venas también viajan. Y quieren volver a casa contigo.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| Medias de compresión | Clase I, hasta la rodilla, sin arrugas, en trayectos largos | Acción concreta y fácil que reduce el riesgo |
| Movimiento y agua | Ankle pumps cada 30-60 min y botella a mano | Hábitos simples que mejoran el retorno venoso |
| Señales de alarma | Dolor en pantorrilla, hinchazón asimétrica, disnea súbita | Cuándo pasar del “vigilo” al “actúo ya” |
FAQ :
- ¿Quién debería usar medias de compresión al viajar?Quien haga trayectos de más de cuatro horas o tenga factores de riesgo como varices marcadas, antecedentes de trombos, embarazo, anticonceptivos hormonales o cirugías recientes.
- ¿Qué tipo de media elijo para un vuelo largo?Generalmente basta con compresión ligera o clase I (15-20 mmHg), hasta la rodilla y de talla correcta según perímetro de tobillo y pantorrilla.
- ¿Puedo llevarlas todo el día?Sí durante el viaje y las horas cercanas, siempre que resulten cómodas y sin pliegues. Si notas dolor o entumecimiento, retíralas y consulta.
- ¿El riesgo solo existe en el avión?No. También en coche, bus o tren cuando pasas muchas horas sentado sin moverte. La clave es la inmovilidad prolongada.
- ¿Qué señales deberían preocuparme tras un viaje?Dolor en una pierna, enrojecimiento o hinchazón asimétrica. Si se suma falta de aire repentina o dolor torácico, acude a urgencias.
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